domingo, 31 de enero de 2016

Creciendo En Amistad Con Dios

Creciendo  En Amistad Con Dios



Cuando hablamos de relaciones humanas y decimos que conocemos  a una persona a niveles muy personales y con tratos de confianza, respeto y familiaridad mutua, podemos decir que en tal relación existe la amistad.  El sabio Salomón decía: “El hombre que tiene amigo tiene que mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano.” Proverbio 18:24, RVR
En un nivel espiritual, todos necesitamos conocer más a Dios y cultivar nuestra amistad con El para no ser solamente sus conocidos sino sus amigos.  El deseo de muchos es que sus relaciones con Dios o con su prójimo crezcan hacia una amistad genuina con raíces profundas de sinceridad, confianza, respeto y familiaridad.
Uno de los beneficios de la amistad es que el buen amigo busca siempre el bien para sus amigos; y eso es lo que precisamente Juan el Bautista quería para sus discípulos. (Lea San Juan 1:35-37) Juan quería que sus discípulos conocieran a Jesús y desarrollaran una amistad con El. El sabio Salomón decía: “El bálsamo y el perfume alegran el corazón; los consejos del amigo alegran el Alma.”   Prov. 27:9, RVC
¿Cómo califica usted su amistad con aquellos que llama amigos? En términos espirituales, ¿Cuál sería el mejor consejo que usted les podría dar a sus amigos? Una de de las respuestas más obvias sería que busquen conocer a Jesucristo.  
Juan el Bautista presentó a Jesús a sus discípulos como el Hijo de Dios, el Cristo y el Cordero de Dios; y así dio comienzo la relación de sus discípulos con Jesús.  El Evangelio de San Juan 1:35-42 habla de dos discípulos de Juan el Bautista que decidieron seguir a Jesús, Andrés era uno de ellos.  Cuando Jesús les preguntó ‘¿Qué buscáis? Ellos dijeron: Rabí (que traducido es, maestro), ¿A dónde moras? Les dijo, venid y ved.’
De este texto podemos rescatar las siguientes observaciones: a.- Los discípulos tenían un conocimiento limitado de Jesús y le llamaron maestro,  b.- Ellos querían iniciar una relación de maestro – discípulos en un ambiente familiar, es decir, el lugar donde habitaba Jesús,  c.- Jesús les llevó a donde el moraba y les reveló sus enseñanzas, d.- Bastó un solo encuentro con Jesús para que la opinión de Andrés, acerca de Jesús, cambiara drásticamente; en el versículo 41 dice que Andrés halló primero a su hermano Simón, y le dijo: ‘Hemos hallado el Mesías (que traducido es, El Cristo)’;  Es decir, la opinión de Andrés, acerca de Jesús, cambió de considerarlo el maestros de enseñanzas divinas, a el Cristo prometido por Dios a Israel. Esto sucedió cuando los discípulos aceptaron la invitación de Jesús: ‘Venid y Ved’. 
Jesús tiene esta misma invitación abierta para todo aquel que quiera conocerle; la invitación ‘Venid y Ved’ es un llamado a conocerle más allá de una relación de maestro; es un llamado a conocerle como el Mesías, Redentor, e Hijo de Dios.
Un tiempo más tarde, llegó el momento en que Jesús calificó su relación con sus discípulos como una relación de amistad, con la salvedad que sus discípulos debían vivir conforme sus enseñanzas.  Jesús dijo a sus discípulos, “vosotros sois mis amigos, si hacéis cuanto yo os mando”, San Juan 15:14.RVR. 

Así que, podemos afirmar que es posible desarrollar una amistad con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, considerando que existen algunos requisitos por cumplir.   Algunos de esos requisitos para tener una amistad con Dios es cumplir sus mandamientos; y para conocer sus mandamientos, debemos dedicar tiempo para estudiar su Palabra, las Santas Escrituras. También, debemos dedicar tiempo para hablar con Dios en oración y meditación en su Palabra, y  poner en práctica sus mandatos en las acciones de la vida diaria con aquellos que nos relacionamos.   Estos son solamente unos de los hábitos espirituales que debemos desarrollar para crecer en una amistad con Dios y que a su vez, nos ayudará a ser mejores amigos con nuestro prójimo.